Hay personas, muy pocas, con las que encajas sin duda alguna, con las que todo surge de forma tan natural que piensas que alguien te está tomando el pelo, que no puede ser que vea dentro de ti de esa forma.
Miradas. Hay veces que incluso desconfías de la utilidad de la palabra, que piensas que no es necesario que ninguno de los dos diga nada nunca, que todo está dicho. A veces dos parece ser uno.
Cuando encuentras a alguien así, un beso como este no lo olvidas. No puedes evitar recordar el momento en que sus manos decidieron tomar la iniciativa y no soltarte. Agarrarte firmemente y dirigirte a su antojo (que también era el tuyo). No hace falta un látigo, tampoco una falda de cuero ni unas esposas, ni siquiera necesita abrir la boca para que obedezcas. No hace falta decir yo mando y tú obedeces. Son besos que no querrías que acabasen nunca. Son besos dominantes. Son los únicos besos que alguna vez he disfrutado hasta límites insospechados.
Hoy recordé lo que es un beso leyendo esta entrada del blog de Ama S. Así que esta entrada va dedicada a ella porque ha sabido describir mejor que yo uno de esos besos.
Qué ilu, recojo la dedicatoria :)
ResponderEliminarMe viene muy bien esa foto, la usaré en breve, qué oportuno ;)
Inferior, con su timidez característica, se ruboriza, baja la cabeza, sonríe y mientras mira con el rabillo
Eliminardel ojo en dirección a S. dice...
¡Muchas Gracias! :)