Esa sonrisa no termina. Parece que va a romper en carcajada pero aguanta ahí en el disfrute; se contiene, se regocija en tu expresión como si hubiese encontrado un sitio donde saciar su apetito. Domina la situación.
A veces parece que intuyes lo que piensa, sin embargo no tardas en comprobar que no puedes estar más lejos de rozar su mente. Su imaginación te desborda, te zarandea, te recorre milímetro a milímetro, te dirige y te contagia. La sumisión se convierte en algo natural cuando sientes un dulce e inevitable escalofrío...
¿Qué ocurre?¿Estará tramando algo?¿Lo hace simplemente porque sabe que hará girar sin esfuerzo los engranajes de mi cerebro marcando el compás?
- No te lo diré...
Otra vez esa sensación... :)
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