domingo, 12 de mayo de 2013

Ella siempre decide...

Y es que casi siempre los pequeños detalles son los más importantes: domina cada rincón de mí y cada rincón se someterá a ti...


- Quédate quieto, perrito. No te muevas.
- (Dios! tan cerca...) Sí, Señora!




- Zen. Zen, hombre. Uno, mil. Jesús, Alá, Buda. Dos, mil. No puedo esperar... Café!



- Zen. Tú eres zen, tío. ...Esta jarra deliciosa? Ni siquiera está aquí.
No! Sólo es tu cerebro de simio. Tres, mil.
Oh, Dios. Cafeeeeeeé!



2 comentarios:

  1. Y a mí que me parece una metáfora... Que el café es otra cosa, y que basta con prohibirla para que él no piense en nada más que en eso. Aunque puede ser también que le echo mucha imaginación.

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    1. Pues sí, debe de ser una metáfora aunque tú de imaginación vayas sobrada siempre :P

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