sábado, 24 de noviembre de 2012

¿Cuál es el límite?

Pues sí, la verdad es que podría considerarse dominación femenina. En este caso dominado por una avispa que, como buena dominante, hace lo que quiere: por ejemplo pensar que un pene es una flor (suena incluso poético). ¿Y si en realidad sabe que no se trata de una flor y lo único que busca es ver como crece la zona..? (ya tienen mala fama las avispas y ahora vengo yo y las convierto en sádicas, frías y calculadoras...). Por cierto, esto también es un claro ejemplo de que no es para nada necesario tener un látigo y accesorios de cuero para dominar a alguien...

La verdad es que no sé si esto es una fábula de la que alguien debería extraer una moraleja (yo tengo que ser imparcial, lo siento) o simplemente una ida de olla que se me ha pasado por la cabeza (ahora entendéis la foto de perfil) y, con una falta de respeto tremenda, he querido vomitar en este rinconcito (propiedad de todas las mujeres, faltarías más).

Mis disculpas por si a alguno le duele antes de tiempo (no tengo la culpa de que vuestra imaginación se invente el resto de la secuencia).

P.D. Di tú que igual la avispa se fue pacíficamente y por eso no hay secuencia completa...

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