Está sobre mí, pero no siento su rodilla oprimiendo mi torso desnudo. Tira de mí, pero no noto una cuerda rozándome el cuello. Lo que si noto es su mirada; es intensa, penetra en mí sin encontrar obstáculos y, aunque cierre los ojos, sigue ahí: lo presiento.
El corazón se acelera y la respiración parece responder a cada movimiento de sus ojos. Mis brazos y piernas no reaccionan, eligen seguir su camino hacia el reposo absoluto.
Me mira. Me mira y no dice nada, me mira y lo dice todo. El que calla no siempre otorga.
El corazón se acelera y la respiración parece responder a cada movimiento de sus ojos. Mis brazos y piernas no reaccionan, eligen seguir su camino hacia el reposo absoluto.
Me mira. Me mira y no dice nada, me mira y lo dice todo. El que calla no siempre otorga.
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